miércoles, 11 de julio de 2012

La eventualidad de los jóvenes especialistas cada vez dura más


Ni en la pública, ni la privada, ya no hay plazas fijas para ellos

Hiedra García Sampedro. Madrid
Los médicos internos residentes que han acabado su periodo de formación este año tienen como mínimo 27 años. La edad a la que finalizan depende, entre otros motivos, de la especialidad en la que se hayan formado. Los más mayores son los postMIR que empezaron en 2007 su especialización en Urología, Cardiología, todas las Cirugías, Medicina Intensiva o Medicina Interna, que han empleado, aparte de los seis años de carrera, otros cinco para formarse en estas disciplinas.
Se calcula que los médicos egresados de la formación sanitaria especializada en mayo son un total de 6.112, los que empezaron su residencia hace varios años. Sin embargo, no se conoce la cifra de cuántos han abandonado durante su periodo formativo, aunque sí se sabe que es en torno al 7 por ciento. Basándonos en estas cifras aportadas por Vicente Matas, del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, este año finalizarían su residencia 347 médicos más que en 2011, cuando terminaron 5.765.
Irá incrementándose el número de nuevos especialistas cada año, de hecho, la diferencia entre los que acaban su formación y los que empiezan ahora es del 8,8 por ciento, 6.112 terminan y 6.704 comienzan.
Sabemos que cada año sale un mayor número de especialistas y cada año se observa un mayor grado de feminización en las nuevas promociones. De los que acabaron esta primavera su residencia, el 64,8 por ciento son mujeres (3.960) y el 35,2 por ciento (2.152), hombres. Poco a poco, las féminas serán una gran mayoría en los servicios de los hospitales y en los centros de salud de nuestro sistema sanitario, sobre todo en los de Ginecología o Pediatría.
Alto grado de feminización

Dentro de unos años, encontrar hombres especialistas en Ginecología será una tarea casi imposible, porque de las promociones de estos profesionales que se gradúan, más del 80 por ciento son mujeres (el año pasado 82,9 por ciento y este, 85,6 por ciento). La misma situación ocurre en Pediatría, con un 84,7 por ciento de mujeres este año. Por el contrario, las especialidades más masculinas son Cirugía Cardiovascular, Urología y Traumatología, cuyo grado de feminización no llega al 40 por ciento.
Preguntado por el alto número de mujeres en su especialidad, el presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), José María Lailla, ha querido dejar claro que esta situación “no influye en la asistencia, ni en la docencia, ni en la investigación”. Además, cree que la presencia de mujeres en las unidades, “mantiene e incluso mejora los estándares de calidad que se han tenido hasta el momento actual”.
Sin embargo, para el presidente de SEGO, estos cambios en la demografía de la profesión ponen en evidencia la necesidad de una modificación de las leyes, que permita conciliar la vida laboral y familiar, no solamente para la mujer, si no para el hombre también. Aunque, en este sentido, hay que tener en cuenta que de las bajas por maternidad, el 90 por ciento las realizan en su totalidad la mujer y solo en un 10 por ciento se comparten.
Extracomunitarios con visado de estudios

Este año también se caracteriza porque empiezan a salir las promociones de médicos extracomunitarios que entraron al MIR con visado de estudios y no estuvieron afectados por el cupo de plazas para este colectivo. Fernando Rivas, vocal de Médicos en Formación y/o Posgrado de la Organización Médica Colegial, recuerda que hace unos años el Ministerio “abrió la puerta” para que este colectivo accediera a las plazas en igual de condiciones que los españoles y comunitarios. Entonces entraron al sistema un 15 por ciento más de extracomunitarios. Hace dos años, el Ministerio rectificó y los incluyó en el cupo de plazas.
Estos médicos extracomunitarios con visado de estudios que finalizan su formación ahora tienen dificultades para encontrar trabajo en la situación de crisis que atraviesa el país. Rivas asegura que se están viendo obligados a irse y que “tienen que entender que el visado de estudios tiene un objetivo, que es formarse para volver a su país, porque es una forma de hacer cooperación internacional a otra escala”.
Especialidades clásicas sin paro, ahora lo sufren

Realizada ya la radiografía de los profesionales recién egresados de la residencia, es necesario conocer cómo se les plantea su futuro laboral inmediato. Adelantamos ya que no es un panorama ideal. Los especialistas consultados por esta revista coinciden en señalar la dificultad para encontrar un trabajo estable en comparación con la situación que se vivía hace unos años.
Según José María Lailla, los nuevos ginecólogos deben hacer sustituciones en los centros de Atención Primaria y guardias en los hospitales comarcales durante más tiempo antes de encontrar una plaza definitiva. Estas prácticas siempre han sido habituales; sin embargo, se sucedían en un tiempo “relativamente corto” tras el cual existía la oportunidad de integrarse en algún hospital.
El vocal de Médicos en Formación y/o Posgrado de la OMC ya avisaba a este respecto. Según Rivas, las especialidades que habitualmente se consideraban con buena salida, como Ginecología o Anestesiología, este año “no están tan bien como en los anteriores”. Y tiene razón, según los presidentes de las sociedades científicas de estas especialidades.
En el caso de Anestesiología, Fernando Gilsanz, presidente de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (Sedar), asegura que “el panorama laboral de la gente joven es tan malo como en el resto de especialidades”. En este año, por primera vez hay postMIR de Anestesiología en las listas de paro del INEM, y preocupa tanto a la Sedar, que ha pedido a las comunidades autónomas que envíen informes sobre la situación en la que se encuentran los residentes que acabaron su formación en el mes de mayo.
Las condiciones laborales han cambiado completamente y se debe a varios motivos. Por una parte, los recortes están ocasionando que se rescindan contratos, que no se renueven y que no se contrate a más personal. Pero también, en el caso de Anestesiología, Fernando Gilsanz denuncia “una nula planificación de los recursos humanos”, ya que las administraciones han estado asegurando que eran necesarios más especialistas en esta disciplina sin ni siquiera saber cuántos anestesiólogos existen en los hospitales.
Primer síntoma: los currículum de los jóvenes especialistas se acumulan en los despachos de jefes de servicio y personal de recursos humanos de los centros sanitarios; 50 tiene Gilsanz en su mesa, reconoce el presidente de la Sedar. Segundo síntoma: las bolsas de empleo de las sociedades científicas no registran ofertas de trabajo.
Es un paro estructural

Este panorama contrasta con la visión que tiene el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, cuyos datos muestran que existe un “paro estructural”. Así se lo comentó el director general de Ordenación Profesional, Javier Castrodeza, al presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, Federico Pérez Quirante, en una reunión en la que el representante del Ministerio aseguró que más del 90 por ciento de los residentes que acaban tienen trabajo en su especialidad.
Por su parte, el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) realizó un estudio el año pasado sobre el número de jóvenes profesionales que finalmente encontraron trabajo en Cataluña: un 65 por ciento.

Josep Berenguer Camps, director del área de médicos jóvenes del COMB, aseguró en las pasadas jornadas de estudiantes de Medicina del Hospital Universitario de Bellvitge que, aunque ha bajado la tasa de empleo para los que acaban su residencia en Cataluña, aún sigue siendo un porcentaje muy alto. De esta forma, en 2006, el 78,8 por ciento de los 553 MIR que terminaron su residencia encontraron un puesto de trabajo, y en 2011, el 65 por ciento (de 631).

Condiciones laborales

Y los que encuentran trabajo, ¿en qué condiciones?, ¿están satisfechos los jóvenes médicos con su empleo? Esta publicación ha sondeado la opinión de residentes que han acabado su formación para intentar dar respuesta a estas preguntas.
La mayoría asegura estar conforme con el trabajo que han encontrado, sobre todo, “porque estamos en una situación económica y social difícil”, asegura un postMIR de la especialidad de Dermatología, quien se considera afortunado por poder trabajar, “algo que es difícil para compañeros de otras especialidades u otras profesiones”. Sin embargo, el mismo médico se lamenta de que tras 15 años de formación, la sanidad pública no haya sido capaz de ofrecerle un empleo estable para poder desarrollarse. Y es que, este dermatólogo trabaja con un contrato eventual en la pública, cubriendo una baja, y luego en la privada, como autónomo.
La eventualidad es el contrato habitual entre los postMIR, con el que empieza cualquier médico joven, y lo asumen, aunque no están conformes con la duración, que puede ser de meses o semanas en la pública. En el caso de un joven hematólogo encuestado, quien desde el principio deja claro que no está contento con su trabajo, su contrato es para cubrir guardias de verano del 1 de julio al 31 de agosto, y posteriormente, para una baja maternal.
Al contrario que el hematólogo, una postMIR de Neumología de la Jiménez Díaz asegura que está “encantada” con su trabajo en la planta de hospitalización y como apoyo en la UCI de respiratorio. Trabaja “muchísimo” pero está “contenta”, a pesar de que su futuro es incierto, ya que tiene un contrato de seis meses y después “ya se verá”, comenta.
En la sanidad privada, en general lo que les espera son contratos de autónomos. Según José María Lailla, muchos residentes en la actualidad adoptan la decisión de integrarse en la medicina privada, participando en equipos más o menos numerosos que atienden pacientes de la privada y de mutualidades. Pero no es igual para todos los especialistas. Los dermatólogos, cirujanos plásticos u oftalmólogos son los que más salidas tendrían en este sistema. Sin embargo, el dermatólogo encuestado asegura que al decantarse por la especialidad no pensó en el “tipo de trabajo”, sino que asumió “que en algo iba a trabajar, mejor o peor, más cerca o más lejos”.
La privada también es una salida para los médicos extranjeros y es debido a que sin Documento Nacional de Identidad no se puede trabajar en la mayoría de los hospitales públicos, según ha comentado una joven oftalmóloga, quien está en paro y, sin embargo, comenzará a trabajar en una clínica privada en breve como autónomo. Aunque confiesa que está conforme con su futuro empleo, lamenta que “habiendo hecho la residencia en uno de los mejores hospitales de Oftalmología”, habría algo mejor esperándola.

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