domingo, 12 de junio de 2011

Para algunos la troncalidad rediseñará un mapa más “racional” de las especialidades, para otros “un parche” si no se arregla la formación de grado

A. Montero


Expertos, de acuerdo en que el problema de la troncalidad es el cómo, debiéndose hacer de forma integrada y global y no aislada, como se ha puesto de manifiesto en el Congreso de la semFYC, donde se ha incidido en que es necesario defender un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), “conjugado sin miedo”, con el desarrollo de la LOPS.


Zaragoza (11/13-6-11).- En el marco del 31 Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), celebrado en Zaragoza, y dentro de la mesa de debate “Troncalidad: de sus oportunidades y fortalezas para la Medicina de Familia”, Verónica Casado, presidenta de la Comisión Nacional de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria y vicepresidenta del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud, y el Dr. Pablo Bonal, coordinador de Pregrado en la Unidad Docente de MFyC de Sevilla y profesor asociado del departamento de Medicina de la Universidad de Sevilla, han aportado argumentos a favor y en contra, respectivamente, de la troncalidad; un tema que para José Ignacio Gaspar, moderador del debate y jefe del Servicio de Planificación y Ordenación Sanitaria del Departamento de Salud y Consumo del Gobierno de Aragón, “genera amplias expectativas y oportunidades”.


Para el Dr. Bonal, la troncalidad pretende “arreglar” algo que ya funcionaba en la formación médica española y obvia la formación de grado y el desarrollo profesional continuo que, según sus palabras, “sí hay que tocar, pero no se hace”. Además, tal y como ha asegurado, “da la impresión de que es una decisión creada por políticos y teóricos y no es producto de la demanda”. En este sentido ha añadido que gran parte del colectivo médico “lo ve como una agresión”, la mayoría del sistema de salud es ajeno a este tema, de la misma manera que lo son los ciudadanos.


Asimismo, el Dr. Bonal ha apuntado que la troncalidad “genera una necesidad de recursos y estructuras organizativas poco propias en tiempos de crisis”, tales como nuevos programas de especialidad, sin haber evaluado los que ya se habían elaborado con “tantos años de esfuerzo”, como ha indicado; y nuevos criterios de acreditación, sin haber finalizado los anteriores.


También ha argumentado que “no existe un sustrato profesional que abarque su desarrollo real”, a lo que ha añadido que puede pasar lo que está ocurriendo con el EEES (Espacio Europeo de Educación Superior) en grado, ya que antes habría que establecer una continuidad real entre las estructuras y las metodologías del grado, postgrado y desarrollo profesional continuo; racionalizar el número actual de especialidades médicas, incrementando las áreas de capacitación específica o las segundas especialidades; fomentar la cultura de formación y evaluación por competencias de muchas especialidades para trabajar en conjunto; y desarrollar una estrategia progresiva de abordaje a la resistencia natural del cambio.


Al hilo, el Dr. Bonal ha insistido en que “aumentará el coste de la formación especializada” porque habrá un incremento en cantidad y complejidad organizativa de formación y de procesos de acreditación. En su opinión, “probablemente” se produzca un aumento en el número de años formativos por presión de determinados especialistas que se sienten discriminados.


En relación con la Medicina de Familia, para el Dr. Bonal la troncalidad afectará negativamente porque se perderá el “imprinting” profesional con su especialidad; disminuirá el vínculo tutor-residente, pasando de 4 años a 2 años; disminuirá el período total en Medicina de Familia, pasando de 6 a 2 meses; se producirá un pérdida de peso docente e investigador de las unidades docentes de Medicina de Familia y Comunitaria, por una disminución del número de residentes por año; pondrá en “entredicho” el programa de cuatro años, “sin haberle dado tiempo a demostrar sus beneficios”; existirá el “peligro” de que al finalizar la residencia de los médicos de familia inicien una nueva especialidad o un área de capacitación específica, en búsqueda de una mejora laboral, produciéndose así, tal y como ha asegurado, “un alejamiento profesional irreversible de la Atención Primaria”. Por último, pondría el interrogante en qué pasa con la normativa europea de al menos tres años en el pregrado de Medicina de Familia.


Para concluir, el Dr. Bonal ha aseverado que la troncalidad “no debe ser algo aislado”, porque si no se arregla el grado; así, si no se incorpora el grado a la troncalidad, tal y como ha sentenciado, “la troncalidad corre el riesgo de ser un parche”.


Sí a la troncalidad


Por su parte, Verónica Casado ha defendido que los que apuestan por la troncalidad “tenemos los pies en la tierra”, ya que ésta tiene mucho que ver con la propia filosofía de la Atención Primaria que dice que hay que concebir a la persona enferma como un “todo” y esta estrategia, que persigue la mejor salud de las personas, la mejor coordinación entre los niveles asistenciales y la mejor formación de los residentes, “es la que debemos pelear y defender los médicos de familia”, como ha sentenciado.


Parafraseando al profesor Repullo, de la Escuela Nacional de Sanidad, que dijo que “estamos en el seno de la hiperespecialización”, Verónica Casado ha defendido una formación “sólida, amplia, plural, versátil y con base competencial”, donde “ya no vale el esto no es mío”, y a partir de ella hay que crear la especialización.


Además de defender un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) “conjugado sin miedo” con el desarrollo de la LOPS (Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias), al igual que el Dr. Bonal, la presidenta de la Comisión Nacional de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria ha aseverado que la formación debe ser un continuo y que se tiene que hablar desde el inicio de los valores de la profesión, de los fundamentos científicos de la Medicina y de las habilidades clínicas; y desde ahí, ir creando las competencias genéricas, básicas, transversales, específicas y de alta especialización, como son las especialidades de segundo ciclo o las áreas de capacitación específica, además de seguir apostando por el desarrollo profesional continuo.


Como argumentos a favor de la troncalidad, Casado ha apuntado que permitiría rediseñar un mapa “más racional” de la especialidad, basado en las necesidades de la sociedad y en las competencias para abordarlas; diversificaría la formación, la amplia y la favorece; mejoraría la continuidad de la atención y la coordinación externa e interna en los diferentes ámbitos sanitarios; favorece, “si se hace bien”, como ha apuntado, la elección informada de la especialidad; mejoraría las perspectivas de desarrollo profesional, a través de los puentes de capacitación; permitiría superar la compartimentalización del conocimiento y favorecer la coalición y el trabajo en equipo y no la competitividad; proporcionaría formación en cuanto a la atención del paciente y no sólo de su enfermedad; adecuaría el sistema formativo a las actuales tendencias de empleo y TIC sanitarias; posibilitaría la adaptación del especialista a los diferentes ámbitos asistenciales; y favorecería la multidisciplinariedad.


En cuanto a su impacto en la Medicina de Familia, Verónica Casado ha argumentado que incrementaría el período formativo total de los futuros médicos de familia en AP, pasando de 18 meses a 36 meses; proporcionaría un contacto inicial obligatorio -imprinting profesional- para todos los especialistas, “para que nos visualicen y vean cómo se trabaja en AP”, ha apostillado. Además, y en su opinión, posibilitaría una posición nuclear para la formación de todos los especialistas con un impacto sobre la coordinación; incrementaría el peso docente e investigador de las Unidades Docentes de Medicina de Familia y Comunitaria ya que estas UUDD incubarían un papel “extraordinariamente” importante en el desarrollo de la troncalidad, por tanto no va a aminorar el número de residentes, como apuntaba el Dr. Bonal, sino que lo van a incrementar porque no sólo tendrán la responsabilidad de formar los suyos propios sino los de otras especialidades; “valorizaría” el programa de cuatro años de la especialidad porque es el referente del programa troncal, y “porque nos sentiremos reconocidos si se hace bien”, ha afirmado Casado. En cuanto a la normativa europea de al menos tres años de Medicina de Familia en el pregrado, ésta “seguiría estando garantizada”, al contrario de lo que piensa en Dr. Bonal, porque lo que fija la normativa es que la troncalidad estaría incorporada como Medicina General, por lo que seguiríamos hablando de cuatro años en nuestro país, ha apuntado. Por último, ha indicado que proporcionaría que otros especialistas opten por la Medicina de Familia como segunda especialidad en la búsqueda de la globalidad y el contacto con las personas.


En contra de lo que piensa el Dr. Bonal, Casado considera “peligroso” decir que la reforma de grado es suficiente, porque, como ha matizado, una cosa es la formación y los conocimientos que se construyen en la facultad y otra el trabajo con los pacientes, pero sí coincide con él en que el problema de la troncalidad “no es el qué sino el cómo”, debiéndose hacer de “forma integrada y global y no aislada”. Por su parte, el Dr. Bonal ha apuntado que muchas de las teorías que ha expuesto Casado “podrían incorporarse perfectamente en el grado” y ha recordado que los 11 ó 12 años de carrera de Medicina “duplican” los 6 años de la ingeniería aeroespacial.


En cuanto al decálogo de requisitos para la troncalidad, extraídos del documento de conclusiones de las jornadas de jefes de estudio de Unidades Docentes de Medicina de Familia y Comunitaria (MFyC), organizado por la Comisión Nacional de la Especialidad de MFyC, del 23 de marzo de 2011, han destacado la necesidad de un consenso entre el mundo profesional y académico y de gestión; de una planificación global del currículo formativo; y de un modelo orientado a los procesos de atención basado en el trabajo en equipo y multidisciplinar. Asimismo, hay que rediseñar un mapa racional de especialidades, acorde a las necesidades de atención, y planificar las necesidades de especialistas, “porque por mucho que diga nuestra ministra que planificamos bien, hay un problema grave de mala fidelización laboral”, como ha apuntado Casado. Del mismo modo, es necesario un “sistema ágil de reespecialización” a través de puentes entre especialidades, y es imprescindible que las Unidades Docentes troncales tengan comisiones de docencia propias y que estas UUDD troncales sean acreditadas antes de empezar a formar al residente. Por último, han señalado que los tutores han de estar acreditados y reacreditados.


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