Las comunidades apelan a las cambiantes necesidades de sus respectivos servicios de salud para pedir al ministerio que el futuro mapa de los troncos sea lo más flexible posible. Además, creen que el retraso del decreto puede demorar la implantación del nuevo modelo de posgrado.
Francisco Goiri - Miércoles, 3 de Noviembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
Mientras las comisiones nacionales de las especialidades y las sociedades científicas aguardan expectantes a que el Ministerio de Sanidad haga público su real decreto de troncalidad -que, en teoría, debería ver la luz en noviembre-, los agentes implicados en la reforma del posgrado ya toman posiciones sobre la norma.
Las comunidades autónomas -que hicieron sus aportaciones al decreto en el Grupo de Trabajo de Troncalidad- abogan por que la configuración del futuro mapa troncal en el que se agruparán las especialidades sea lo más flexible posible. Ése es al menos el resumen que Mateu Huguet, director del Instituto de Estudios de la Salud (IES) de Cataluña, hace del sentir de las comunidades: "El mapa de especialidades no puede ser, en modo alguno, algo rígido, porque los servicios asistenciales cambian a gran ritmo y unos troncos excesivamente cerrados le restarían a la troncalidad la flexibilidad que está en la filosofía de la norma". Huguet cree que esta visión contrasta con la lectura "bastante más rígida" del Estado y, sobre todo de las organizaciones profesionales, "muy preocupadas por saber cuanto antes dónde y cómo va a quedar encuadrada su especialidad. Entiendo que prefieran un mapa más cerrado".
Menos concreto, José María Vergeles, director general de Planificación, Formación y Calidad de la consejería extremeña y representante de su comunidad en el Grupo de Trabajo, apunta que "la propia troncalidad ya introduce criterios de flexibilidad y, por tanto, ese debería ser el criterio que presida la definición del mapa".
El director del IES apunta además que las diferencias de criterio entre el Gobierno central y las autonomías en este punto son una consecuencia lógica de la disociación de intereses de ambas partes: "El ministerio tiene la competencia exclusiva de la ordenación profesional y, por tanto, está más sensibilizado con las reclamaciones de las sociedades profesionales, pero las autonomías siempre tenemos en mente las necesidades concretas de los servicios asistenciales, y la troncalidad no es una excepción".
Vergeles apunta que, concluido el trabajo del Grupo de Troncalidad, la pelota está ahora en el tejado de Sanidad, aunque afirma a renglón seguido que "en materia de formación especializada no hay nada definitivo, y el mapa, obviamente, no será una excepción".
Calendario optimista
Huguet también se muestra escéptico con los plazos que maneja el ministerio para implantar la troncalidad. El representante catalán afirma que el horizonte del curso 2011-2012 que el subdirector de Ordenación Profesional, Juan Antonio López Blanco, reiteró en su última comparecencia "puede sufrir un retraso, sobre todo cuando aún no ha salido a la luz el decreto". Huguet recuerda que la norma de Sanidad debe someterse a información pública -durante al menos dos meses- y a la consideración de los asesores jurídicos ministeriales, "por lo que técnicamente es muy complicado cumplir el plazo oficial".
Un decreto lo más general posible
Sin prisas y con las ideas muy claras sobre lo que se quiere hacer. Éstas son las premisas que, según el director del IES, deberían presidir la redacción del real decreto. Según Mateu Huguet, la mejor receta para evitar rigideces innecesarias y tener margen de maniobra en una norma que, inevitablemente, dejará descontentos a muchos es que el primer decreto que redacte el Gobierno sea lo más genérico posible. Es decir, que la flexibilidad por la que apuestan las regiones se extienda incluso a la redacción del texto: "El primer decreto debería ser generalista y poco concreto, de forma que tengamos espacio para ir entrando en detalles posteriormente. Además, una primera norma general daría margen para lograr el amplio y verdadero consenso que pretende lograr Sanidad y que ahora, sinceramente, creo que no existe". Huguet añade que todas las futuras concreciones de la norma también deberían tener rango de real decreto, y no de meras órdenes, "para dotarlas del necesario peso".
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